Tutoriales Bíblicos.
Este tutorial bíblico tiene como objetivo presentar estudios bíblicos, temas, innovaciones, noticias, consejos, sermones basados en la Biblia, a fin de que podamos crecer en Cristo.
ORAD SIN CESAR. OTRA VEZ OS DIGO, ORAD.
Introducción.
Los discípulos tuvieron que preguntarse así mismo al ver como Jesús oraba, ¿qué la oración tenía un lugar importantísimo en su vida?, así como la había tenido en la vida de Juan el Bautista y por ello se interesan y piden a Jesús que los enseñe a orar. Cuando oréis decid, hablad, pronunciad con tu boca, como si estuvieras hablando con tu mejor amigo, con sinceridad, claridad, humildad, habla con Dios sabiendo que El conoce nuestras necesidades, los pensamientos más profundos, nada hay oculto ante su presencia. Jesús les dice,oraréis así:
Padre nuestro que estás en los cielos.
Padre nuestro que estás en los cielos, lugar de dominio y señorío. Reconociendo su soberanía dominio sobre todas las cosas, sean principados, potestades, el universo completo está bajo su dominio y no hay nada que no esté bajo su control o dominio o que suceda sin que Él no lo sepa. Él es omnisciente, omnipresente, omnipotente. Él es Señor de Señores, Rey de reyes, principio y fin. Dios reina.!
Santificado tu nombre.
Exclusivo y único nombre, honrado, respetado, reverenciado, exaltado. No usando el nombre del Señor con liviandad, en vano; usemos su nombre con temor y reverencia, sabiendo que estamos hablando con Él y en su presencia. Nombre que es sobre todo nombre.
Venga tu reino.
Esperanza de los hijos de Dios, el retorno de Cristo, el momento en el cual el Padre ponga todo bajo su perfecto dominio, es el anhelo de la iglesia, el sueño del creyente. ¡Sí ven Señor Jesús!, sea establecido tu reino. También tenemos que creer que el reino de los cielos entre nosotros ya está y requiere que se haga manifiesto cada día en nosotros.
Hágase tu voluntad.
Cumplir cada día con sus planes y propósitos, su reino entre nosotros, como parte que somos de esa tierra que El creó, que hemos sido formados del polvo de la tierra, su voluntad sea hecha en nosotros, que nosotros seamos los medios utilizados por El para cumplir sus planes. Su voluntad es buena, es santa, es agradable y perfecta, es nuestra santificación.
El pan nuestro de cada día.
Dios no está ajeno a nuestras necesidades, El suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria. Nos da a todos en abundancia y sin mezquindad. La prioridad nuestra debe ser la de Dios, y esta no es otra, sino que, primeramente, busquemos su reino y su justicia y las demás cosas vendrán por añadidura; pero si nos descuidamos en la oración hemos invertido el orden de Dios, estamos entonces buscando las añadiduras y abandonando el reino. Y las añadiduras podrán venir, por la gracia de Dios, pero nunca abandonemos el reino, porque de que sirven las añadiduras sin reino. De que valen las añadiduras si no estamos en el reino, para nada.
Perdónanos nuestras deudas,así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Tenemos que admitir que somos pecadores perdonados, nos acercamos a Dios, gracias a Cristo quien ha perdonado todos nuestros pecados, la deuda que teníamos con Dios a causa del pecado ha sido pagada por Cristo en la cruz, perfecta, completa y absolutamente, no teniendo nosotros ningún mérito, Cristo nos perdonó no tomando en cuenta lo que éramos; si Cristo hizo esto, quienes somos nosotros para albergar rencores, odios, venganza contra aquellos que consideramos deudores nuestros, porque nos han hecho algún agravio o simplemente nos han ofendido, de manera que tenemos que perdonar así como Cristo nos ha perdonado, no tomando en cuenta nuestros pecados. Si al entrar en la oración sabes que tienes algo contra tu hermano ve y reconcíliate con tu hermano, porque si no te reconcilias con tu hermano a quien ves, como has de estar reconciliado con Dios a quien no ves.
No nos dejes caer en la tentación más líbranos de todo mal.
Ninguno de nosotros como creyente está exento de ser tentado, ser tentado forma parte de nuestro diario vivir, somos tentados de diversas maneras por nuestra propia naturaleza, por el mundo y el enemigo, el mismo Jesús fue tentado en el desierto por Satanás, lo que sí está claro que Dios no tienta a nadie ni es tentado por nadie, sino que somos tentados por los deseos de nuestros ojos, la vanagloria de la vida y pensamientos, por el mismo Satanás; por ello en la oración debemos pedirle a Dios que no caigamos en la tentación, porque la tentación es la antesala a la consumación y practica del pecado y una vez ejecutado produce tristeza, dolor o muerte, de allí la necesidad de pedir a Dios que no nos deje caer en la tentación, para ser librados del mal.
Conclusión.
Y otra vez os digo orad sin cesar, y hacedlo así, reconociendo el señorío de Dios, adorando y santificando su nombre, reconociendo su nombre que es sobre todo nombre, deseando el establecimiento de su reino en nosotros, su tierra, su labranza; que todas nuestras necesidades sean suplidas conforme a sus riquezas en gloria, que perdonemos a los que nos ofenden así como Cristo nos ha perdonado, el justo por los injustos, y que no caigamos en la tentación y así ser librados del mal. Otra vez os digo: Orad, orad, orad sin cesar todo el tiempo de nuestra peregrinación, indistintamente de la situación por la que estemos atravesando. Amén
ORAD SIN CESAR. OTRA VEZ OS DIGO, ORAD.
Introducción.
Los discípulos tuvieron que preguntarse así mismo al ver como Jesús oraba, ¿qué la oración tenía un lugar importantísimo en su vida?, así como la había tenido en la vida de Juan el Bautista y por ello se interesan y piden a Jesús que los enseñe a orar. Cuando oréis decid, hablad, pronunciad con tu boca, como si estuvieras hablando con tu mejor amigo, con sinceridad, claridad, humildad, habla con Dios sabiendo que El conoce nuestras necesidades, los pensamientos más profundos, nada hay oculto ante su presencia. Jesús les dice,oraréis así:
Padre nuestro que estás en los cielos.
Padre nuestro que estás en los cielos, lugar de dominio y señorío. Reconociendo su soberanía dominio sobre todas las cosas, sean principados, potestades, el universo completo está bajo su dominio y no hay nada que no esté bajo su control o dominio o que suceda sin que Él no lo sepa. Él es omnisciente, omnipresente, omnipotente. Él es Señor de Señores, Rey de reyes, principio y fin. Dios reina.!
Santificado tu nombre.
Exclusivo y único nombre, honrado, respetado, reverenciado, exaltado. No usando el nombre del Señor con liviandad, en vano; usemos su nombre con temor y reverencia, sabiendo que estamos hablando con Él y en su presencia. Nombre que es sobre todo nombre.
Venga tu reino.
Esperanza de los hijos de Dios, el retorno de Cristo, el momento en el cual el Padre ponga todo bajo su perfecto dominio, es el anhelo de la iglesia, el sueño del creyente. ¡Sí ven Señor Jesús!, sea establecido tu reino. También tenemos que creer que el reino de los cielos entre nosotros ya está y requiere que se haga manifiesto cada día en nosotros.
Hágase tu voluntad.
Cumplir cada día con sus planes y propósitos, su reino entre nosotros, como parte que somos de esa tierra que El creó, que hemos sido formados del polvo de la tierra, su voluntad sea hecha en nosotros, que nosotros seamos los medios utilizados por El para cumplir sus planes. Su voluntad es buena, es santa, es agradable y perfecta, es nuestra santificación.
El pan nuestro de cada día.
Dios no está ajeno a nuestras necesidades, El suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria. Nos da a todos en abundancia y sin mezquindad. La prioridad nuestra debe ser la de Dios, y esta no es otra, sino que, primeramente, busquemos su reino y su justicia y las demás cosas vendrán por añadidura; pero si nos descuidamos en la oración hemos invertido el orden de Dios, estamos entonces buscando las añadiduras y abandonando el reino. Y las añadiduras podrán venir, por la gracia de Dios, pero nunca abandonemos el reino, porque de que sirven las añadiduras sin reino. De que valen las añadiduras si no estamos en el reino, para nada.
Perdónanos nuestras deudas,así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Tenemos que admitir que somos pecadores perdonados, nos acercamos a Dios, gracias a Cristo quien ha perdonado todos nuestros pecados, la deuda que teníamos con Dios a causa del pecado ha sido pagada por Cristo en la cruz, perfecta, completa y absolutamente, no teniendo nosotros ningún mérito, Cristo nos perdonó no tomando en cuenta lo que éramos; si Cristo hizo esto, quienes somos nosotros para albergar rencores, odios, venganza contra aquellos que consideramos deudores nuestros, porque nos han hecho algún agravio o simplemente nos han ofendido, de manera que tenemos que perdonar así como Cristo nos ha perdonado, no tomando en cuenta nuestros pecados. Si al entrar en la oración sabes que tienes algo contra tu hermano ve y reconcíliate con tu hermano, porque si no te reconcilias con tu hermano a quien ves, como has de estar reconciliado con Dios a quien no ves.
No nos dejes caer en la tentación más líbranos de todo mal.
Ninguno de nosotros como creyente está exento de ser tentado, ser tentado forma parte de nuestro diario vivir, somos tentados de diversas maneras por nuestra propia naturaleza, por el mundo y el enemigo, el mismo Jesús fue tentado en el desierto por Satanás, lo que sí está claro que Dios no tienta a nadie ni es tentado por nadie, sino que somos tentados por los deseos de nuestros ojos, la vanagloria de la vida y pensamientos, por el mismo Satanás; por ello en la oración debemos pedirle a Dios que no caigamos en la tentación, porque la tentación es la antesala a la consumación y practica del pecado y una vez ejecutado produce tristeza, dolor o muerte, de allí la necesidad de pedir a Dios que no nos deje caer en la tentación, para ser librados del mal.
Conclusión.
Y otra vez os digo orad sin cesar, y hacedlo así, reconociendo el señorío de Dios, adorando y santificando su nombre, reconociendo su nombre que es sobre todo nombre, deseando el establecimiento de su reino en nosotros, su tierra, su labranza; que todas nuestras necesidades sean suplidas conforme a sus riquezas en gloria, que perdonemos a los que nos ofenden así como Cristo nos ha perdonado, el justo por los injustos, y que no caigamos en la tentación y así ser librados del mal. Otra vez os digo: Orad, orad, orad sin cesar todo el tiempo de nuestra peregrinación, indistintamente de la situación por la que estemos atravesando. Amén
Biblia Reina Valera Revision 1960
Excelente trabajo amado hno. Y como dijera en cierta oportunidad Leonard Ravenhill: “Debemos orar para aprender a orar”.
ResponderEliminarUn gusto leerte. Que Dios te siga bendiciendo y usando. Adelante con Cristo.